viernes, 2 de noviembre de 2012

La refundación constante del Banco de Alimentos le ha permitido cumplir su función social y consolidarse como una entidad de referencia en la lucha contra la pobreza.


Hoy celebramos 25 años de vida activa.
Hoy celebramos 25 años de la fundación del Banco de alimentos. Los años ochenta fueron momentos muy dinámicos en Catalunya, la democracia se sentía a flor de piel. La gente, la sociedad, el pueblo como queráis decir, era consciente de que la democracia no era solo una exigencia de libertad: era una adopción de un compromiso colectivo para mejorar nuestro país. Se trataba de definir un problema, de proponer un  nuevo modelo, construirlo y finalmente asumir responsabilidades para hacerlo funcionar. Se trataba de ayudar a los olvidados de la democracia: los pobres.

Un grupo de “buenas personas”, de procedencia diversa, pero con una voluntad colectiva de servir a los demás y con un espíritu de exploradores, aventureros, de militantes por la causa y de innovadores de nuevos modelos, escogieron trabajar para los pobres, los miembros más vulnerables de nuestro país. Esta voluntad y este espíritu de búsqueda de nuevas vías de altruismo, nos ha acompañado a lo largo de estos 25 años y por eso hoy celebramos, en realidad, la refundación constante del Banco de Alimentos. El “dar” y compartir los problemas de la pobreza, nos permite conocer la realidad cambiante y eso nos ha hecho aprender que ante cada nuevo problema, es necesario dar una respuesta adecuada.

Una propuesta democrática.
Primer Almacen del Banco de Alimentos. Av. Meridiana
El Banco de alimentos se constituyó a finales de los años ochenta, justo a la salida de la primera crisis, la del 1975 –1985, con la llegada de la democracia. En estos años, la pérdida de puestos de trabajo fue muy grande, y muy cercana a la actual. Fueron momentos de cambios profundos y miedo. El tejido económico y administrativo se tuvo que adaptar a los nuevos sistemas de producción, eran los años de la transición. En Cataluña, especialmente en la cercanía de las grandes ciudades, todavía quedaban barracas y barrios fuertemente degradados: el Carmel, Montjuic, el “Camp de la Bota”, el barrio chino (antes se llamaba así, ahora se llama “Ciutat vella”), Sant Gregori en Girona, el Canyeret en Lleida. En Cataluña, un país de trabajadores, la pobreza era menospreciada. En la Estación de Francia, recordadlo bien, todavía se anunciaba: “Se prohíbe la mendicidad y las palabras soeces”. En este contexto surgió el Banco de Alimentos como humilde respuesta de aquella primera crisis durante la democracia y esto lo preparó para afrontar nuevas crisis. Desde el primer día tuvimos el apoyo de la Generalitat y del Ayuntamiento de Barcelona, que nos escucharon y animaron en esta tarea.


Como comenzó el  Banco de Alimentos
El modelo y el concepto Banco de Alimentos se conoció por la difusión que se hizo de la recientemente constituida Federación Europea de Banco de Alimentos (FEBA) en el Salón Internacional de la Alimentación de París de 1986. No era una anécdota: era una propuesta nueva, diferente y original. En una Feria internacional de la Alimentación, donde las empresas alimentarias exponían una diversidad de nuevas propuestas alimentarias brillantes, había un humilde  estand que lanzaba una propuesta diferente. Entre tantas grandes empresas y multinacionales, hablaban de “espigolar”, recoger las migajas, los restos del gran banquete. “Espigolar” era una práctica bíblica, pero vigente hoy en día, que permitía a los pobres recoger las espigas de trigo caídas, que no se aprovechaban. Hoy, en Cataluña los bancos de alimentos recogen los restos en las industrias y supermercados, pero los pobres también recogen entre los campos abandonados de alrededor de la ciudad o en los contenedores situados delante de los supermercados.


Una carta fundacional única
El modelo del Banco de Alimentos se definió en una única carta fundacional para todos los Bancos de Alimentos de Europa, que se resumía en cinco puntos.
Luchar contra el despilfarro alimentario y luchar contra la pobreza y el hambre de ’Aquí y Ahora’. Luchar contra el despilfarro nos hace sentir útiles, pero distribuirlo entre los más necesitados nos hace sentir humanos. Lo escandaloso es que en Cataluña haya 1,5 millones de pobres, y al mismo tiempo se tiren anualmente más de 250.000 toneladas de comida. Hace 25 años era una novedad hablar de la lucha contra el despilfarro de alimentos, y además así participamos en la mejora del medio ambiente, al reducir los residuos orgánicos. Hace 25 años también era una novedad hablar de actuaciones positivas en defensa del medio ambiente.
Dar y compartir, de forma participativa con las entidades benéficas, evitando la primacía del dinero: nosotros pedimos alimentos, es nuestra marca de calidad. Y por último nos basamos en el Voluntariado, una forma activa de ser ciudadanos.

Era necesario estar preparados ante las crisis
En la de 1991/1994, la cara oculta de los Juegos Olímpicos se escondía en la últimas barracas de Barcelona. Paralelamente a los Juegos estalló la segunda crisis de la democracia, con una fuerte subida del paro relacionada con el final de las obras, una caída del PIB y unos intereses de los préstamos al consumo de más del 19%. Por suerte, fue algo puntual debido a la definitiva eliminación en 1993 de las barreras aduaneras con el resto de  la Unión Europea. Entonces ya  conseguimos distribuir un millón y medio de kg entre 40.000 personas y los locales del Banco se quedaron pequeños. En la primera etapa se atendía la pobreza estructural constituida por parados de larga duración, por viudas que habían trabajado en casa y que, con la pequeña pensión de viudedad, no podían hacer frente a los gastos básicos, y finalmente los “accidentados de la vida”. En la crisis de 1993, la novedad fueron los inmigrantes que habían trabajado en los servicios y la construcción y que se añadieron  temporalmente. Esta crisis fue muy importante para el Banco de Alimentos porque nos llevó a definir un nuevo modelo de trabajo, con el objetivo de buscar nuevas fuentes de suministro.

Un modelo para todo el Estado: la Unión hace la fuerza
La creación y puesta en marcha del primer Banco de Alimentos del Estado fue relativamente fácil. La necesidad marcaba el objetivo y el voluntariado fue la respuesta colectiva y popular a la creación de un nuevo modelo de actuación para resolver problemas que no se solucionaban con las promesas del Estado del bienestar. Desde Barcelona nos propusimos promover el modelo para todo el Estado. Desde el primer día creímos en la necesidad de dar a conocer el modelo en toda España, ya que necesitábamos una respuesta unitaria que proponer al sector industrial alimentario del mercado español. Había que exponer un nuevo modelo ante actitudes muy diversas. Las respuestas fueron diferentes en función del nivel de madurez de las actitudes participativas, de la profunda diversidad de las regiones o autonomías del Estado. El trabajo fue duro pero finalmente, en 1996, se constituyó la Federación Española de Bancos de Alimentos presidida por Federico Riera-Marsà. Hoy, los Bancos de Alimentos dan respuesta en todos los rincones del Estado. Agradezco que el amigo José Antonio Bustos Presidente de la FESBAL nos haya acompañado en este acto. “La Unión hace la Fuerza”.

¿ Queremos substituir el trabajo que hace el Estado en pro del Bienestar ?
Nos preguntaban y aun lo preguntan, si queremos substituir a la Administración en su trabajo por conseguir el Estado del bienestar.  No. Solamente queremos hacer nuestro trabajo y con eso conseguimos una pequeña complementación.
Siempre ha habido pobres y quizás siempre existan, y por eso, hay que ayudarles. El Banco de Alimentos hace lo que la Administración no puede hacer “recoger los alimentos consumibles pero no comercializables" procedentes de los agricultores, de las industrias, del comercio y de la distribución. Somos recicladores especializados y somos solidarios con un problema global y permanente. La solidaridad es una acción que no puede ser individual, trabajamos por una red solidaria que esté cerca del problema, en el pueblo, en el barrio si es posible, pero también a nivel de Estado con la Federación Española y a nivel de Europa con la Federación Europea. Queremos evitar la fractura social, participamos, aportando alimentos en la integración de las personas, a ayudarlos a ser ciudadanos, con todos sus deberes pero también con todos sus derechos humanos: el derecho a una alimentación digna y de calidad, formamos parte de un solo pueblo y luchamos por una utopía.

Somos los primeros en detectar las crisis:
Siguiendo las nuevas demandas de incorporación de las entidades benéficas ya se podía detectar el principio de la crisis. Marina Subirats ha publicado recientemente su tesis sobre Barcelona:”De la necesidad a la libertad”, en la que analiza el gran desarrollo de Barcelona entre los años 1985 y 2006. Esta libertad ha durado poco. Y el crecimiento también ha ido dejando en las cunetas a los accidentados de la vida. Por eso, ya en 2002 nos vimos obligados a buscar un nuevo local para poder atender la demanda creciente. Finalmente el 2004, gracias  a la ayuda de la Generalitat de Catalunya y el Consorcio de la Zona Franca, pudimos disponer de una nueva sede esplendida que nos permite afrontar la crisis actual que ya se empezó a manifestar en el 2007. La realidad es que las barracas han vuelto a aparecer cerca de las ciudades y también a menudo en medio del bosque. La demanda de alimentos se ha más que duplicado.

Esta cruda realidad nos ha empujado a buscar nuevas fuentes de suministro pero también a generar un nuevo modelo: la red solidaria. En 2009 se cerraba la memoria con una declaración de principios “En democracia, la Sociedad Civil ha de velar por el Estado de excepción social en que vivimos”. Se trata de pedir a los ciudadanos que sepan que el problema es de todos y no dejar solo el trabajo al Gobierno o a la Administración. Es necesario que todos se movilicen como tradicionalmente se había hecho actuando en la proximidad, cruzando lazos sociales e integrando a los recién llegados en nuestra sociedad. Por eso, en 2009 se organizó la primera “Gran recogida”, que nos ha dado a conocer y nos ha permitido participar a todos los ciudadanos en la acción solidaria del Banco de Alimentos. Cada vez recibimos “más bolsas y más llenas” y además se han multiplicado las recogidas en los barrios, las empresas, las escuelas, complementadas con iniciativas personales o de empresas impulsadas por la Responsabilidad Social Corporativa, cada vez más imaginativas.

El escándalo más visible es el de las personas que remueven en los contenedores delante de los “templos” de la alimentación, buscando los restos aprovechables. Nuestro reto es ir a recoger los excedentes en más de mil puntos de venta, y repartirlos entre las entidades benéficas de proximidad. Esta es la mejor expresión de la red solidaria, en cada pueblo y en cada barrio de la ciudad.

Una de las nuevas fuentes de alimentos ha sido la de los agricultores que, con la retirada de fruta, este año nos aportaran casi 3.000 toneladas de fruta y verdura, complemento ideal de la dieta, de nuestra  dieta mediterránea. Esto ha sido posible gracias a la valiosa y estratégica colaboración del Departamento de Agricultura, que nos ha ayudado a recibir las retiradas de fruta y verdura. Una novedad para nuestro movimiento en toda Europa ha sido la de transformar los excedentes de fruta de temporada en unos excelentes y nutritivos zumos que se distribuyen todo el año.

Pero tenemos muchas propuestas en la mochila. El año que viene es el Año Europeo de lucha contra el despilfarro de alimentos y queremos actuar en profundidad, poniendo sobre la mesa un modelo de formación, en las escuelas, en los centros cívicos y en la sociedad en general. No puedo dejar de decir que hoy ya hemos entrado en más de 150 escuelas hablando y haciendo participar a los futuros emprendedores y en la sede del mismo banco, de los problemas del despilfarro y la pobreza.


De esta crisis también saldremos, y seguramente más pronto de lo que creemos. Joan Oliver ha previsto que en 2020 la tasa de paro en Cataluña será del 5,6%. Pero los pobres seguirán existiendo y muchos de ellos habrán caído en el largo camino de la recuperación.

Finalmente quiero recordar que esta tarea ha sido realizada gracias a un grupo de personas e instituciones.

Lo hemos conseguido con unos presidentes decididos y trabajadores:
Josep Miró: fue el primer presidente y asumió la siempre difícil tarea de los inicios.
Josep Torné, que nos cedió el primer almacén, nos enseñó la logística de los alimentos.
Frederic Riera-Marsà: después de muchas negociaciones consiguió fundar la Federación Española de Bancos de Alimentos, nuestro referente en el Estado español.
Manel Raventós: fue el hombre de la modernización y profesionalización.
Y Antoni Sansalvadó: es el hombre de la actualidad que nos ha hecho integrar en la imagen popular.
Pero también lo hemos conseguido con sus directores: Jordi de Miquel, Josep Albarracín, Lluís Brugada, José Arce, Montse Gispert, Jordi Ruiz, Anna Sancho y Pere Pujadó. Y querría señalar especialmente a Xavier Maluquer secretario del Patronato de la Fundación durante muchos años y mano derecha de muchos de los presidentes.
Lo hemos conseguido también con todos los donantes: agricultores,  industria alimentaria, distribución, restauración y un grupo de buenas personas que nos ha ayudado.
Lo hemos conseguido con la Administración local, especialmente con el Ayuntamiento de Barcelona.
Lo hemos conseguido con la Generalitat de Catalunya, y concretamente con los Departamentos de Agricultura, de Bienestar social, de la Agencia de Residuos de Cataluña y de Justicia.
Lo hemos conseguido sobre todo con las entidades benéficas que se encuentran en la primera línea de fuego, y han consolidado la red solidaria.
Lo hemos conseguido con voluntarios, permanentes o puntuales,  que han dado lo más valioso, su tiempo. Lo hemos conseguido con los asalariados que han sido más que trabajadores. Y finalmente lo hemos conseguido con los pobres, que han hecho posible que comprendamos su dura problemática.

En resumen, lo hemos conseguido conjuntamente con toda la “gente del banco”, que han creido en la Utopía del Banco de Alimento y han hecho posible que seamos reconocidos como entidad de referencia en la lucha contra la pobreza.
 A todos ellos les damos públicamente nuestro agradecimiento.

1 comentario:



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