martes, 7 de febrero de 2012

El Banco de los Alimentos, un elemento clave para el clúster agroalimentario

El Banco de los Alimentos, un elemento clave para el clúster agroalimentario

El Banco de los Alimentos
El 1987, se constituyó en Barcelona el primer Banco de los Alimentos del Estado español. La iniciativa ha tomado relevancia y actualmente hay un “Banco” en cada província, federados a nivel estatal y europeo, con el objectivo de ser interlocutores ante las Administraciones agrarias y  bienestar social, y así eliminar puntualmente los excedentes, y paralelamente participar en la lucha contra la pobreza. Es un “Banco” muy especial, que no pide dinero, sólo alimentos: su objetivo es el de recoger los excedentes de alimentos para distribuirlos a entidades benéficas reconocidas, que acogen a los excluidos sociales. En el mundo agrícola y en el mundo industrial y comercial  es  frecuente encontrarse con excedentes, que no solo tienen un coste de eliminación sino que también inciden a la baja en los mercados. 

El derecho a espigar 

La práctica de permitir a los pobres regoger lo que sobra es muy antigua: va ligada a nuestra ética y a la historia de Cataluña... En la Bíblia ya se reconocia la costumbre de espigar, propio de una sociedad agrícola estable y que permitiria la integración de una población en situación precária, la única que se podia dedicar a una tarea tan penosa y poco productiva. (Lv 19,9-10:23,22; Dt 24,19-21) “... No segaras hasta el límite extremo de  tu campo ni recogeras las espigas caidas ... Las dejaras para el pobre y el extranjero, para los huerfanos, las viudas ...”. En los mismos terminos se habla de la recolección de la aceituna y de la uva.


En la Edad Media el hambre castigaba periódicamente la población formada en gran parte por campesinos. Los usos y costumbres protegian a los campesinos sin recursos, estableciendo el derecho a espigar, que consistia “en que cuando la cosecha ya habia acabado, los  pobres tenian el derecho a recoger los frutos caidos a tierra, no solo espigas, sino tambien olivas, uvas y bellotas”. Como  antecedente histórico se puede citar una regulación de 1585 otorgada a las Cortes de Monzón por el rey Felipe II en la que se establecia que: “ ....Por disposición divina, se permite a los pobres entrar en los campos y propiedades ajenas para aprovechar las espigas que han caido en el suelo ...”.
No hace tantos años que en Cataluña, especialmente en los años difíciles de la guerra y postguerra, aún era una práctica habitual, que ahora se ha recuperado; hace pocos meses ví a una pareja de magrebies que cogian las almendras que habian quedado por recoger. En 2.002 Agnès Varda, hizo un precioso documental sobre Las espigadoras (Les glaneuses) y la vigencia de esta acción de retorno a aquellos que pasan hambre. Recientemente se ha publicado una versión de DVD en castellano que distribuia el diario El País.
  
Con el Banco de los alimentos tambien reivindicamos el derecho tradicional de los pobres a “espigar”. El objetivo es actualizar este derecho de consumir los productos que se desaprovechan, los llamados excedentes de la cadena alimentaria. En Estados Unidos donde se funda el movimiento, la federación de los “Food Bank” se denomina la “second Harvest” (espigar en inglés). Los principios que generaron los Derechos Humanos tienen una constante apuesta por la modernización y  por eso, los Bancos de los alimentos luchan para que “Todo ser humano tenga derecho a una alimentación suficient y saludable”. Hoy, éticamente, no podemos aceptar que se destruyan alimentos mientras, cerca de casa, hay gente que pasa hambre.



Por una PAC que tenga en cuenta a los Bancos de alimentos

La climatologia, así como los mercados, varian cada año y son causa frecuente de escasez y abundancia. Ademas estamos en un mercado cada vez más global que obliga a retiradas periódicas de productos uando la oferta supera el consumo y provoca caidas de precios. El caso reciente de la carne de conejo es un buen ejemplo. En otros eslabones de la larga cadena alimentaria también es usual encontrar alimentos que “son consumibles, pero no son comercializables”, por una multiplicitad de causas ligadas a la demanda cada vez más variable. Por ejemplo, en verano no se comen turrones, y en invierno, no se consumen las sopas frías, que quedan en el fondo de los almacenes y no se pueden guardar hasta la siguiente temporada y a menudo se tiran.

El Banco de los Alimentos, tiene como objetivo reciclar todos los alimentos consumibles, ahorrando dinero a las indústrias, plataformas logísticas y centros de distribución. A menudo resulta más caro destruir, de forma mediambientalmente correcta, que elaborar un producto. Además las empresas o cooperativas se benefician de desgravaciones fiscales. La Política Agrícola Comun no consiste en repartir subvenciones, sino en hacer viable un modelo de agricultura al servicio del consumidor. Uno de los elementos necesarios, frente a una apertura de mercados en un mundo cada vez más global, es el de establecer una cadena de seguridad para los precios de mercado. La eliminación de excedentes de forma participada entre la Administración y las interprofessionales organizadas sectorialmente pasa necesariamente por la ayuda alimentária, y especialmente en el propio país, mientras subsisten bolsas importantes de pobreza, ya sea de población indigena o inmigrada.

El Banco de los alimentos, una pieza clave de la cadena de distribución

La función de los Bancos de Alimentos es la de seguir de cerca los diferentes eslabones de la cadena para conocer los posibles desfases oferta y demanda evitantdo la destrucción de alimentos. Paralelamente el Banco ha de detectar los  nucleos de exclusión y de pobreza, para definir necesidades y destino de los excedentes alimentarios que se han podido recuperar.

Para conseguir una mayor eficacia y de acuerdo con el principio de lucha contra el malgasto, los Bancos de Alimentos no distribuyen directamente los alimentos, sino a través de entidades benéficas especializadas en el entorno en el que actuan, en el que el alimento es solo un elemento más del trabajo a largo plazo para conseguir la eliminación de las bolsas de pobreza y la reinserción de los excluidos.

Actualmente, en Cataluña los Bancos de los Alimentos distribuyen más de 11.000 toneladas de alimentos a entidades que luchan por la erradicación de la pobreza, consolidandose como una herramienta valiosa de la Política Agrária Comun.

Los agricultores han de conocer y utilizar esta herramienta, y las entidades benéficas participar en su reconociemiento, como una herramienta más en el esfuerzo por la inclusión social.

Lo que nos ha de escandalizar es que haya despilfarro mientras hay gente que pasa hambre

Jordi Peix (Traducción Rosa Rodriguez)

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