sábado, 17 de diciembre de 2011

CAMBIOS EN EL CONSUMO ALIMENTARIO DE CATALUÑA


Una de las funciones del Banco de los Alimentos es la de seguir la evolución del consumo alimentario de Cataluña para conocer las necesidades reales y de esta forma poder adaptarse a la demanda de la población.
En el transcurso de los últimos años, los hábitos alimentarios de la población catalana han sufrido unos cambios destacables que pueden ser considerados el vivo reflejo de la situación general de la economia.
Aunque actualmente la información que se transmite en términos de alimentación saludable es extensa, parece ser que no es suficiente o viable para cambiar los hábitos nutricionales de los hogares catalanes. Este hecho conlleva que en vez de recuperar la esencia de la dieta mediterránea, nuestra alimentación se aleje cada vez más de las tradiciones gastronómicas de los territorios bañados por el mar mediterráneo.
Los cambios mencionados anteriormente coinciden con los datos extraídos de IDESCAT sobre el consumo per cápita de alimentos en Cataluña a lo largo de los últimos 6 años (desde 2004 hasta 2010).
Consumo alimentario per cápita (kg/l/u)
Producto
Año 2004
Año 2010
Huevos
9,52
7,99
Carne
54,64
55,80
Pesca
29,31
27,58
Leche
85,55
68,06
Otras leches
0,49
0,60
Derivados lácteos
32,63
35,92
Panes
42,18
33,07
Repostería
12,77
13,18
Chocolates
2,86
3,00
Cafés - Infusiones
1,83
1,67
Arroz
5,08
4,24
Pasta
5,84
5,33
Azúcar
4,02
3,52
Legumbres  
4,76
3,84
Aceites
14,69
13,13
Hortalizas  
74,15
75,18
Fruta Fresca
111,39
113,29
Aceituna
4,51
3,26
Frutos secos
3,65
3,29
Frutas y Hortalizas transformadas
15,83
14,19
Platos preparados  
13,96
15,34
Salsas
3,57
4,37
Vinos – Bebidas alcohólicas
15,16
13,29
Zumos
13,14
13,84
Agua
85,14
71,50
bebidas refrescantes
43,57
44,48
Condimentos
4,30
1,47
Total alimentación
752,06
710,83


disminución del consumo


A partir de la información que revela el estudio, aunque los cambios en general no son importantes, se observa una preocupante disminución referente al consumo de alimentos “básicos” como el pan, el arroz, la pasta, las legumbres o el azúcar (la mayoría de ellos típicamente mediterráneos). Por el contrario, la ingesta de pastelería ha ido en aumento, sobre todo por lo que hace referencia a repostería y galletas.
Por otro lado, en cuanto a productos proteicos ha habido un descenso en el consumo de pescado, huevos y leche, y un aumento en el consumo de carne, sobretodo carne porcina, aves y carnes transformadas (de menor precio).
El aceite y los frutos secos también se añaden a la lista de productos cuyo consumo se ha visto disminuido a lo largo de los últimos 6 años.
Pero no todo son malas noticias. Los hogares catalanes siguen comprando hortalizas y fruta fresca, y no solo eso, sino que su consumo ha ido en alza.
El ritmo de vida se ha visto modificado, los precios son cada vez más altos y nos falta tiempo para cocinar. Estos cambios provocan un aumento del consumo de alimentos de tercera y cuarta gamma como son los zumos envasados, salsas o platos preparados.
Numerosos estudios afirman que el modelo alimentario de la dieta mediterránea es uno de los más saludables. Aprovechemos que son productos de nuestras tierras y que están a nuestro alcance. Apostemos por el producto local y la temporalidad de los alimentos, ya que aparte de ser sostenible para el medio ambiente, también lo será para nuestra economía.

El Banco de los Alimentos tiene por objetivo solucionar la demanda alimentaria de los más necesitados, ofreciendo diferentes tipos de productos alimentarios que permitan cubrir una parte de los requerimientos nutricionales de los individuos.
No obstante, la distribución de los productos frescos es compleja y delicada. Por este motivo, el Banco de los Alimentos dispone de una Cadena de Frio que pretende abarcar toda la demanda de estos tipos de productos, garantiendo su seguridad alimentaria, desde que el producto sale de las dependencias del banco hasta que llega a les entidades y a los beneficiarios.
Aina Suarez Soler
Departamento de Seguridad Alimentaria  

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