domingo, 2 de diciembre de 2012

CAMBIOS EN EL CONSUMO ALIMENTARIO DE CATALUNYA



Una de las tareas del Banco de los Alimentos de Barcelona se centra en hacer un seguimiento de la evolución del consumo alimentario de Cataluña a fin de conocer las necesidades actuales y así poder adaptarse a la demanda de la población. 
En el transcurso de los últimos años, los hábitos alimentarios en la población catalana han sufrido unos cambios destacables que pueden ser considerados un vivo reflejo de la situación general de la comunidad catalana.
Aunque actualmente la información que se difunde en temas de alimentación saludable es extensa, parece ser que no es suficiente o viable para cambiar los hábitos nutricionales de los hogares catalanes. Este hecho comporta que, en vez de recuperar la esencia de la dieta mediterránea. Nuestra alimentación se aleja cada vez más de las tradiciones gastronómicas de los territorios bañados por el mar Mediterráneo.
Los cambios citados anteriormente coinciden con los datos extraídos de IDESCAT sobre el consumo de alimentos per cápita en Catalunya a lo largo de los últimos 6 años (desde 2004 hasta 2010).
Consumo alimentario per cápita (kg/l/u)
Producto
Año 2004
Año 2010
huevos
9,52
7,99
carne
54,64
55,80
pesca
29,31
27,58
leche
85,55
68,06
otras leches
0,49
0,60
derivados lácticos
32,63
35,92
panes
42,18
33,07
pastelería
12,77
13,18
chocolates
2,86
3,00
cafés- infusiones
1,83
1,67
arroz
5,08
4,24
pasta
5,84
5,33
azúcar
4,02
3,52
legumbres
4,76
3,84
aceites
14,69
13,13
hortalizas
74,15
75,18
fruta fresca
111,39
113,29
aceitunas
4,51
3,26
frutos secos
3,65
3,29
fruta y hortalizas transformadas
15,83
14,19
platos preparados
13,96
15,34
salsas
3,57
4,37
vinos- bebidas alcohólicas
15,16
13,29
zumos
13,14
13,84
agua
85,14
71,50
bebidas refrescantes
43,57
44,48
condimentos
4,30
1,47
Total alimentación
752,06
710,83


Disminución de su consumo en 6 años
Aumento de su consumo en 6 anys




A partir de la información que revela el estudio, se observa una preocupante disminución referente al consumo de alimentos “básicos” como pan, pasta, arroz, legumbres o azúcar (la mayoría de ellos típicamente mediterráneos). Por contra, la ingesta de pastelería ha ido en aumento, principalmente en lo que se refiere a bollería y galletas.
Por otra parte, en cuanto a productos proteicos ha habido un descenso en el consumo de pescado, huevos y leche y un aumento en el consumo de carne, principalmente porcino, pollo, y carnes transformadas.
El aceite y los frutos secos también se añaden a la lista de productos cuyo consumo se ha visto disminuido a lo largo de los últimos 6 años.
Pero no todo son malas noticias. Los hogares catalanes siguen comprando hortalizas y fruta fresca, y no sólo esto sino que su consumo ha ido al alza. El ritmo de vida se ha visto modificado, los precios son cada vez más altos, y nos falta tiempo para cocinar. Estos cambios provocan un aumento del consumo de alimentos de tercera y cuarta gama como son los zumos envasados, salsas o platos preparados.  
Numerosos estudios afirman que el modelo alimentario de la dieta mediterránea es uno de los más saludables. Aprovechemos que son productos de nuestras tierras y los tenemos a nuestro alcance. Apostemos por el producto local y la temporalidad de los alimentos, ya que además de ser más sostenible para el medio ambiente, también lo será para nuestra economía.
El Banco de los Alimentos tiene como objetivo solucionar la demanda alimentaria de los más necesitados, ofreciendo varios tipos de productos alimentarios que permitan cubrir una parte de los requerimientos nutricionales de los individuos.
No obstante, la distribución de los productos más frescos es compleja y delicada. Por esto, el Banco de los Alimentos dispone de una Red de Frío que pretende abarcar toda la demanda de este tipo de productos, garantizando su seguridad alimentaria, desde que el producto sale de las dependencias del Banco hasta que llega a las entidades y beneficiarios.
Aina Suarez Soler
Departamento de Seguridad Alimentaria

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