El Banco de los alimentos es especialista en la
distribución de alimentos.
Desde su fundación, ahora hace 26 años, el Banco de
los alimentos se puso a disposición de las entidades benéficas, con la voluntad
de especializarse en la captación de alimentos,
para que fuesen distribuidos por las entidades benéficas de acuerdo con sus
necesidades. El primer punto de la carta fundacional del Banco de los alimentos
es el de luchar contra el desperdicio de alimentos, de donde consigue la mayor
parte de los alimentos distribuidos. El sector agrario, las industrias y la
distribución son las principales fuentes de suministro de alimentos,
complementados por las aportaciones de la Comunidad Europea. Las aportaciones
de Alimentos de Europa tienen unas claras perspectivas de ser reducidas a la
mitad el próximo año 2014.
En 2009 el aumento de la demanda fue creciente, los
beneficiarios solicitantes entre 2008 al 2009 se duplicaron. Y por eso en 2009 se
propuso ‘la Gran Colecta’ como una llamada a toda la sociedad catalana a
participar de forma solidaria para ayudar a los más necesitados. Los resultados
fueron espectaculares, constatando que los catalanes son solidarios y, actualmente,
ya representan el 10% de las entradas de alimentos al Banco.
Los rostros de la pobreza han cambiado
La pobreza no se
puede reducir a una noción económica: la de las familias que están por debajo
del 60% de la media de la renta, que en Cataluña representan más del 20% de su población.
Por eso la misma Comisión Europea ha propuesto recientemente un nuevo método de
valoración, la del AROPE (At Risk Of Poverty and Exclusion
= Riesgo de Pobreza y Exclusión), que complementa
con una encuesta que incluye elementos subjetivos de exclusión y formas de pobreza.
El problema es que se mide lo que se puede medir, no lo que realmente cuenta.
Y quienes lo
conocen son las entidades benéficas y los servicios municipales y locales de
asistencia social.
La realidad de la pobreza es multiforme, ya que
incluye la dificultad de disponer de
recursos esenciales, como el agua, la sanidad, la educación o la vivienda, pero
también los derechos a la seguridad, el respeto de los derechos del hombre o la
participación en la democracia. Nos resulta muy difícil a las personas que
estamos cerca comprender este mundo tan diverso y variable. Se puede hablar de
la pobreza económica en la que se tiene
en cuenta el paro, pero también de pobreza
alimentaria, aquella que nos define, de pobreza energética, pobreza educacional para los más jóvenes, variable según
barrios o escuelas, pobreza en el trabajo con bajos salarios o el trabajo a
tiempo parcial mal remunerado, de la pobreza en la formación de los cabeza de familia
y hasta la pobreza de la soledad o la de los accidentados de la vida: enfermedades,
adicciones o dependencias.
En 1988, en los inicios del Banco de los alimentos el
grupo más importante de demandantes eran las viudas ya que tenían que subsistir
con el 60% de reversión de la jubilación del marido. Al incorporarse las
mujeres al trabajo remunerado este grupo se ha ido reduciendo. En 2007 las
mujeres de más de 65 años todavía representaban el porcentaje más alto de riesgo
de pobreza, cuando hoy se sitúa al mismo nivel que los otros grupos. Los jóvenes
menores de 16 años a lo largo de los años han asumido un % importante de riesgo
de pobreza, pero actualmente los jóvenes, tanto hombres como mujeres, asumen el
liderazgo de personas por debajo del nivel de la pobreza.
Las causas de la pobreza son multiformes: no se puede simplificar.
La falta de trabajo, el paro, es una de las causas más
visibles, pero en 2007 estábamos en tasas cercanas al 17% y la crisis aún no había
atacado de lleno. La pobreza no se puede reducir a una noción económica con
indicadores globales. Se mide lo que se puede medir, no lo que realmente hay
que tener en cuenta.
El nuevo indicador, AROPE incluye en la
encuesta de condiciones de vida, la baja intensidad del trabajo y la privación
material severa con el fin de conocer la ausencia de recursos materiales esenciales
donde incluye nueve preguntas, una de ellas sobre la alimentación: realiza una
comida con carne, pollo o pescado cada dos días?
Las estadísticas y encuestas tienen su riesgo y es
todavía más difícil incluir, como sería necesario, nociones de seguridad, de
respeto de los derechos del hombre, la participación en la democracia. En todo
caso, la evolución de la tasa de riesgo de pobreza o exclusión social permite explicitar la
tendencia creciente a partir del año 2008. En 2009 el Banco de los Alimentos de
Barcelona se planteó realizar “El Gran Recapte” con el fin de buscar recursos
adicionales para hacer frente a la demanda que se había duplicado entre 2008 y
2009.
Cuando se trata de valores la cuestión ya no es sencilla.
Puede haber una pobreza alimentaria, una
pobreza educacional, una pobreza de trabajo
(paro, trabajo precario, o a tiempo parcial, o sencillamente trabajo mal
remunerado). Pero también hay la pobreza
de la soledad, y no solo de la gente mayor. O también simplemente de falta
de formación para gestionar adecuadamente la familia, su presupuesto o las
relaciones con la sociedad. Las entidades benéficas o los servicios sociales
locales al trabajar sobre personas pueden actuar de forma más adecuada y rápida,
especialmente para detectar esta “pobreza
invisible” intangible que rodea a los que ya no esperan nada de la vida.
En los países mediterráneos hay un factor que aun
cuenta: el de la familia, el pueblo, la solidaridad personal, el clan o la
tribu, calificadlo como queráis, pero que explica por qué no hay revueltas, cuando
en los países ricos del norte con fuertes transferencias sociales, pasa lo
contrario. Este hecho tiene un valor inestimable en el sentido de valores pero no
se incluye en la valoración de los estudios y las estadísticas.
La pobreza infantil
no tiene entidad propia: es la de los menores que están dentro de una unidad
familiar.
Desgraciadamente para Cataluña, que tiene un nivel de
fecundidad inferior a la necesaria para mantener su población, la relación es
directa. Cuantos más hijos se tienen más posibilidades hay de situarse en
riesgo de pobreza. Y si además la familia es monoparental ya se acerca al 50% y
si son dos adultos con tres o más hijos dependientes se llega al 64%.
En este sentido, para evitar la crisis de natalidad, sería
necesaria una primera propuesta activa de ayuda a las familias con menores, para
superar la maldición del gran economista Josep A Vandellós, en su publicación
editada en 1935 titulada “Cataluña Pueblo Decadente” en la que manifiesta la urgente
necesidad de aumentar la natalidad para alcanzar el progreso, recomendando que
se apliquen ayudas suficientes para conseguirlo y “que el nacionalismo de
los catalanes no se ha de resumir en la discusión en el café, comprar un libro
en catalán o a asistir a una función de teatro en catalán”.
Cuando los recursos faltan es fácil caer, si no se
tienen más ayudas, en una posible malnutrición estructural. Las entidades benéficas,
al estar cerca del problema lo tienen en cuenta en el momento de realizar la
distribución de alimentos. Pero también se ha de tener en cuenta a los que ya
han caído en la exclusión social y que difícilmente pueden encontrar el camino
correcto. Como siempre, es de difícil cuantificación, no es suficiente con una
encuesta aproximativa como es la AROPE.
Un dato que puede ser significativo es la de los más
de 7.000 menores que se encuentran en casas de acogida. Eso
quiere decir que estos niños han pasado por momentos en que quizás su
alimentación no era correcta.
El patrimonio alimentario familiar.
El patrimonio alimentario familiar se ha construido gracias
a la tradición. La cocina de la abuela ha guardado las esencias y la
alimentación equilibrada. El problema lo encontramos en las múltiples “des”:
desestructuración, des socialización, des institucionalización, des implantación
horaria, des ritualización. Hoy, a menudo se hace una sola comida y el resto de
la jornada se “pican” alimentos (patatas fritas, “chuches”...) haciendo, de
manera contradictoria, que la obesidad crezca debido a la malnutrición entre la
población con menos recursos, convirtiéndose en un factor social negativo, y por
lo que hay que luchar contra su estigmatización. El Banco de los alimentos ha
hecho un gran esfuerzo para distribuir fruta y verdura e incluso zumos de fruta,
para ir complementando la dieta con vitaminas, micro elementos y fibra, o buscar
nuevas fuentes de proteínas con productos de parafarmacia para
complementar la dieta de la gente mayor o los enfermos.
Se han acabado las cinco comidas recomendadas: dos fuertes
al día y tres más ligeras siempre con fruta. Hay familias y etnias en que los
niños ya no toman comidas estructuradas. Por eso es necesario dar tanta importancia
a los comedores escolares, que marcan un ritmo y definen una cultura, al
menos una vez al dia. La precariedad hace también que para ahorrar a menudo se
pida a mediodía un “plato único”, difícilmente equilibrado y sin fruta. Por eso precisament el Banco de los alimentos ha dado
tanta importancia a suministrar “leche de continuación” a los niños, para asegurar una comida
equilibrada los primeros años de vida.
Necesidad de formación: campañas en las escuelas
El Banco de los alimentos cree en los valores,
especialmente en el de la prevención del despilfarro, la lucha contra la pobreza
y la defensa del medio ambiente al aprovechar los “alimentos consumibles pero
no comercializables”. Estos son los tres primeros objetivos explícitos en sus
estatutos. Para cumplirlos no basta hacerlos, sino que también hay que
sensibilizar a la sociedad para hacerlos realidad. Por eso, hará 10 años se inició
una campaña en las escuelas para sensibilizar a los más pequeños. El objetivo, sin
ir más lejos, es el de darles a conocer los problemas de la pobreza “de Ahora y Aquí”.
Hay que sensibilizarlos en evitar el despilfarro como
contradicción mientras haya pobreza. Recordando que hemos de velar por el medio
ambiente en el que ellos vivirán en el futuro.
La acogida de las escuelas ha sido entusiasta, y no
solo piden recibir el mensaje sino que también quieren participar en las actividades
propias del Banco de los alimentos, haciendo colectas entre sus familias e incluso
participando como “mini-voluntarios” en las actividades del Banco de los
alimentos, clasificando los productos que ellos mismos han recogido. En el caso
de las colectas se les aconseja comida
infantil, para que recuerden que hay niños como ellos que no tienen que comer
(prohibidas las “chuches”).
Solo hay que decir que este año hay 225 escuelas
que participaran en la campaña de las escuelas y los mismos maestros desearían
que se repitieran cada año.
A la búsqueda del equilibrio nutricional de lo que
distribuye el Banco de los alimentos.
En 1998 el Comité de los Derechos económicos, sociales
y culturales de las Naciones Unidas reconoce que la violación del Derecho a la Alimentación
es un crimen contra la humanidad. Hay que distinguir entre el hambre como
sensación psicológica, por la falta de aportación temporal calórica, de la búsqueda
de comida, del hambre como privación o desaparición de alimentos a gran escala
por un período prolongado, como ha sucedido en algún momento de la historia en
Cataluña, pero no es el caso actualmente. O de la malnutrición relacionada sobre
todo con la calidad y el equilibrio de valores nutricionales de los alimentos
ingeridos.
Las fuentes de suministro del Banco de los alimentos son
muy variadas y de difícil clasificación. Por eso, el Banco de los alimentos de
Barcelona desde 1995 valora los alimentos distribuidos, tanto desde el punto
de vista económico como del nutricional. Su propósito es el de suministrar información
suficiente para gestionar la captación de alimentos para conseguir una dieta
equilibrada para los beneficiarios del programa del Banco de los Alimentos. Se
han conseguido en los últimos tres años resultados esperanzadores. La aportación
de las proteínas no se aleja apenas de los valores recomendados, incluso con
las lógicas oscilaciones. El porcentaje de contribución de los lípidos ha estado,
a menudo, por encima de las recomendaciones, pero se ha conseguido reconducirlo
y el de los glúcidos, a menudo por debajo, se va acercando cada año más al
equilibrio.
Entre las causas de que las aportaciones de cada
nutriente a la energía total se hayan acercado a la Recomendación Energética Diaria,
pensamos que está la mejora de las nuevas fuentes de alimentos, la consolidación
de la actividad en Mercabarna, la aportación de frutas y verduras por las
Organizaciones de Productores Agrarios y, tal como ya hemos dicho, la recomendación
del Banco para que las recogidas de alimentos en las campañas con participación
ciudadana se centren preferentemente en productos básicos (arroz, pasta, legumbres,....)
que son más ricos en glúcidos y proteínas que en lípidos.
El Banco de los alimentos de Barcelona ha repartido en
2013 entre los 7.950 niños (0-2 años) beneficiarios del banco de los alimentos,
unos 92.000 kg de leche de continuación, tipo B y C. Este es un aspecto
importante, ya que es un producto caro, que a menudo se deja de dar por el precio.
Respecto a los 16.500 niños de 2 a 8 años beneficiarios, se han distribuido unos
119.000 kg de comida variada, priorizando la fruta y la verdura.
El valor total estimado de todos los alimentos repartidos
por el Banco (en Euros de 2012) ha ido aumentando con los años, llegando en los
dos últimos años a poco más de 25
millones de Euros.
Jordi Peix i Massip
Annex: