Los
Bancos de Alimentos cada año celebran el 16 de octubre el Día Mundial de la
alimentación junto con el 17 de octubre Día Mundial por la erradicación
de la pobreza, con declaraciones, actos, debates o charlas. Incluso el
primer “Gran Recapte” lo hicimos coincidir con estas jornadas tan importantes,
que recuerdan la necesidad de resolver los graves problemas del hambre en el mundo.
Este año es una jornada especial. Para el Día Mundial de la alimentación 2012,
Hasta hoy planteaba problemas reales,
la seguridad alimentaria, los altos precios de las materias primas, las catástrofes
climáticas y el de las guerras que llevan al hambre, la desnutrición y la pobreza.
Esta vez es innovadora, ya que aporta una solución, antigua para nosotros pero
nueva en muchas partes del mundo: la creación de Cooperativas agrarias. Una
solución al alcance de cualquier grupo de personas con voluntad de trabajar
colectivamente, con estructuras ya existentes, o creando otras nuevas. La FAO reconoce así una antigua realidad
de más de 125 años en Catalunya, pero a la vez innovadora y dinámica, para
resolver los problemas de las comunidades agrícolas. La misma Federación
Catalana de Cooperativas Agrarias, que el cumple 30 años el próximo año y a la que
hemos estado siguiendo en su evolución, es la mejor demostración de la renovación
constante como organismo al servicio de sus afiliados.
Paliar la pobreza distribuyendo alimentos, y promoviendo el
desarrollo.
Como
dice el historiador de “el Hambre en el Mundo” Josep Maria Salrach, hay dos estrategias posibles. La primera es la
economía paliativa, la de las ayudas, es la que aplican los Bancos de Alimentos.
En esta situación de crisis se trata de ayudar a quienes se encuentran en
situación de pobreza coyuntural, a pasar el mal momento, que ya se está
alargando demasiado, para estar disponibles en el momento en que la economía se
recupere. La segunda es la economía del desarrollo, que es la que aplican las Cooperativas
en el mundo rural. La economía paliativa ataca los efectos de la pobreza, la
economía del desarrollo quiere combatir sus causas. En Catalunya, las Cooperativas
agrarias han demostrado su eficacia, consiguiendo que los agricultores agrupados
sean la punta de lanza para la recuperación de las comarcas rurales y de todo el
sector agroalimentario. Este es uno de los
que en menor medida padece la crisis e incluso ha demostrado, en el contexto
europeo, que es una alternativa real de crecimiento.
Las Cooperativas Agrícolas y los Bancos de Alimentos han
creado un nuevo modelo de lucha contra el despilfarro.
Los
Bancos de Alimentos y las Cooperativas agrarias hemos demostrado que somos
complementarios. Ellas trabajan en origen, en el medio rural, resolviendo sus
problemas, el de los agricultores, al principio de la cadena alimentaria. Los
Bancos de Alimentos trabajan en destino, cerca de la pobreza. La producción
agrícola, por definición va ligada a la climatología, sufriendo los problemas
de la estacionalidad, con derrumbes periódicos de precios debido a los excedentes
de producción. Juntos y aprovechando las medidas de gestión de crisis que nos
procura la Política
Agrícola Común, las Cooperativas y los Bancos de Alimentos hemos
organizado un sistema de aprovechamiento de excedentes agrícolas, que permite aligerar
la caída de los precios, eliminando los excedentes al distribuirlos a entidades
benéficas. Actualmente estamos trabajando intensamente en el sector más
estacional, el de la fruta y hortalizas, aprovechando las ayudas de la retirada
de fruta i hortaliza. Aprovechamos las frutas y hortalizas frescas y cuando los
excedentes son más importantes, en el mes de agosto, con los melocotones y
nectarinas hacemos zumo. Sea dicho también, con la extraordinaria y valiosa ayuda
del Departamento de Agricultura.
Este año, debemos destacar también que, teniendo
en cuenta la importante cantidad de excedentes de aceite de oliva, el “Programa
Europeo de Ayuda a los más Necesitados” ha permitido reducir parte de los grandes
stocks de aceite de oliva que no encontraban mercado.
Es
por todo ello, que este año la Federación de Cooperativas Agrarias de Catalunya
y los Bancos de Alimentos de Catalunya, hemos querido celebrar juntos esta fecha,
destacando los elementos que nos unen en
la tarea cotidiana de procurar alimentos a los ciudadanos y especialmente a los
que tienen hambre.
Y
además de complementarios somos vecinos, y estamos seguros de que no es una
casualidad. El Banco de los Alimentos, en la calle Motors y la Federación de Cooperativas
en la calle Ulldecona, en las afueras de la gran ciudad de Barcelona, donde antes
eran marismas y hoy son zonas en remodelación. Estamos fuera, pero intentamos
resolver los problemas de la ciudad, alimentando al mundo.
Las Cooperativas
generan crecimiento en su propio territorio.
Las
Cooperativas representan una herramienta básica para introducir un espíritu
empresarial nuevo. La diversidad de
nuevas funciones que asumen las Cooperativas hace que sea necesario consolidar
una mejor gestión en su seno pero
también, simultáneamente, en el de las explotaciones agrarias. Es por ello que
las cooperativas tradicionales
se integran con voluntad de concentración con
otras cooperativas, redimensionando las distintas herramientas de actuación,
consiguiendo una dimensión mayor y generando, a la vez, más ocupación en la
transformación o acondicionamiento de los productos. Las cooperativas agrarias
representan con frecuencia, en el ámbito de un pueblo, una realidad
dinamizadora para la introducción de las nuevas tecnologías. La prestación de
servicios no sólo en las explotaciones agrarias sino en todo el ámbito rural.
La transformación de sus productos los sitúa en un lugar clave para facilitar
la aplicación de las innovaciones y superar las limitaciones estructurales de
la explotación agraria. El hecho de ser, algunas veces, la única industria del
municipio define su rol en el desarrollo de las zonas rurales superando el
ámbito estrictamente agrario.
Los
Bancos de Alimentos han generado un nuevo modelo de acción.
La pasada semana el Idescat, publicó
unas nuevas estadísticas sobre la pobreza, utilizando una metodología europea
nueva: AROPE (Riesgo de pobreza o exclusión social) con unos resultados
sorprendentes. (Cataluña: 29,5 % España: 26,7 %, Europa: 21,6%)
No se trata ya de pedir
dinero para luchar contra la pobreza coyuntural. Ahora se trata de buscar
fuentes permanentes de alimentos, como un nuevo instrumento para luchar contra
el hambre. Por ello hemos instituido la búsqueda de alimentos “consumibles pero no comercializables”,
consolidando el Banco de los Alimentos como especialistas en la búsqueda de alimentos para los más necesitados. Nos
dirigimos a todas partes: a los agricultores, a las industrias, a las
plataformas logísticas, a los importadores, a los exportadores, a Mercabarna, a
los mercados municipales, a los supermercados y
a la restauración.
Y finalmente cuando no
tenemos suficientes alimentos para hacer frente a las necesidades, el Banco de los
Alimentos hace un llamamiento a toda la sociedad en la campaña de la Gran Colecta,
para complementar lo que falta para poder distribuir una dieta equilibrada.
Finalmente
quisiera recordar a todos los presentes, la necesidad de mantener los valores:
los valores cooperativos y los valores
sociales.
No
hay democracia sin participación libre y
activa de los ciudadanos en la vida pública: La democracia
representativa debe estar acompañada de una democracia participativa.
Las
cooperativas, así como el Banco de los Alimentos, representan unos vectores insustituibles
en la vida colectiva. Contribuyen de forma significativa a su riqueza, tanto la
cultural como la económica. Aportan un elemento adicional de dinamismo y de sentido en la organización de la vida
política, de la acción cívica, y también de la vida social, cultural y, especialmente,
económica. La responsabilización de cada persona en una tarea colectiva
alimenta la capacidad de innovación y de
acción de una sociedad. La defensa de valores es responsabilidad de sus
dirigentes: de los Consejos Rectores o de los Patronatos. Todos los empleados
han de estar de acuerdo con los valores. Pero ha de quedar claro que quien
manda es quien finalmente tiene la responsabilidad. Las cooperativas y los Bancos
de Alimentos promueven así los valores, la autonomía y la creatividad de los
individuos, la diversidad de sus capacidades, convicciones y motivaciones,
reuniéndoles en una contribución común en la vida pública.
El
movimiento cooperativo, los Bancos de Alimentos y las Entidades Benéficas facilitan el acceso a
la participación y a la acción pública, contribuyen a la expresión de la
diversidad social y, a la vez, a la promoción de la igualdad y a la justicia
social. Las cooperativas y los Bancos de Alimentos junto con las Entidades
Benéficas abren nuevos territorios de vida pública, de desarrollo cultural,
social y económico, de participación cívica y de solidaridad. Son los núcleos
de donde surgen las nuevas ideas para la sociedad del futuro, son nuevos
exploradores en los diversos sectores de actividad de la sociedad. Permiten a
cada uno de ellos salir de los engranajes de los mecanismos de la economía de
mercado a fin de practicar, junto a los demás, los medios de realización
personal y de armonía con la sociedad. Y es así como juntos hemos creado una Red solidaria de ayuda a los más
necesitados.
La
existencia de movimientos independientes, fuertes y diversificados aseguran la
calidad de la democracia, de la cohesión y de la justicia social, así como la
fortaleza económica de la sociedad actual y futura. Como bién dice el
Presidente del Banco de los Alimentos de Barcelona, Antoni Sansalvado, todos
tenemos la “solidaridad a Flor de piel”.
A
todos los que habéis hecho posible esta realidad, los ciudadanos de Catalunya
os lo agradeceremos siempre.
Foto: Los presidentes de cooperativas,
con el Consejero de Agricultura.